Share this story


 | Por Nicole O'Leary, redactora jefe, FAITH Catholic

Convertirse en una Iglesia sinodal en misión

La última reunión del Sínodo sobre la sinodalidad, que comenzó en 2021, tendrá lugar en octubre de 2024 con la 2ª sesión del Sínodo de los Obispos. Esta sesión, que incluirá de nuevo a laicos y religiosos, además de obispos, continuará el proceso de escucha y diálogo iniciado en octubre de 2023.

El documento rector de la próxima asamblea, llamado Instrumentum Laboris, analiza el camino sinodal recorrido hasta ahora y pasa a analizar cómo poner en práctica algunos de sus objetivos, centrándose en una pregunta concreta: ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión? El documento de 30 páginas se divide en tres secciones, que se resumen a continuación:

 

Parte 1: Relaciones

Según la primera sección, la Iglesia debe centrarse en alimentar las relaciones con Dios y dentro de la sociedad. Es a través de estas relaciones que se transmite la fe. Esta sección:

  • Reconoce que la iniciación cristiana ofrece una lente a través de la cual comprender la vida sinodal de la Iglesia.
  • Subraya la importancia del bautismo como fuente de la llamada a la misión para todo cristiano y fuente de fecundidad misionera.
  • Articula que las personas bautizadas reciben dones de gracia destinados a ser ejercidos en la vida cotidiana y utilizados en el servicio a los demás.
  • Recomienda investigar las estructuras de apoyo a obispos y sacerdotes. Esto podría incluir la ampliación de más responsabilidades a los laicos, como una mayor participación de estos en la toma de decisiones financieras a nivel parroquial y consejos parroquiales más fuertes.
  • Hace un llamamiento a la solidaridad entre las iglesias locales. Esta solidaridad se produce mediante un intercambio de dones: algunas iglesias locales pueden ofrecer apoyo material, otras pueden ofrecer el testimonio del servicio a los pobres y otras el servicio de la evangelización.

Parte 2: Senderos

La segunda sección describe cuatro “senderos” o procesos destinados a cultivar y reforzar las relaciones con Dios, en el seno de la Iglesia y en la sociedad.

  • Formación: Necesaria para que todos los bautizados se conviertan en testigos eficaces del Evangelio.
  • Discernimiento: Implica confiar en la guía del Espíritu Santo al caminar juntos. Requiere escuchar a Dios cuando habla a través de su Palabra, la liturgia, la Iglesia, los acontecimientos, el mundo natural y la conciencia individual. También requiere dialogar en oración unos con otros – “Conversar en el Espíritu”.
  • Toma de decisiones participativa: La estructura jerárquica de la Iglesia pone la responsabilidad de la toma de decisiones en manos del Colegio Episcopal y del Romano Pontífice. Aún así, hay un lugar (y una necesidad) para un proceso consultivo. La toma de decisiones sinodal conduce a “una decisión compartida en obediencia al Espíritu Santo”.
  • Transparencia, responsabilidad y evaluación: Es especialmente importante recuperarlos debido a los recientes escándalos. Las iglesias locales y las diócesis son las más indicadas para desarrollar sus métodos.

Parte 3: Lugares

La vida y misión de la Iglesia siempre han estado arraigadas en contextos y lugares concretos, pero un “lugar” ya no puede entenderse en términos puramente geográficos y espaciales. La tercera sección del documento aborda los encuentros de la Iglesia con las condiciones sociales y culturales modernas, así como la actividad misionera posible en estos nuevos contextos.

  • La Iglesia debe afrontar las dificultades de la urbanización, el aumento de la movilidad humana y la cultura digital. Las relaciones que facilitan la misión de la Iglesia ya no se desarrollarán únicamente en contextos puramente geográficos (como una parroquia con límites físicos definidos en una ciudad), sino en redes y relaciones tanto diversas como polifacéticas.
  • El objetivo de la acción pastoral “es el encuentro con cada hombre y cada mujer” en todos los contextos.
  • El Obispo de Roma es el principio de unidad y garante de la sinodalidad.

¿Qué es lo siguiente?

Tras la reunión de octubre, comenzará la fase de aplicación del sínodo. Esta fase final pretende “iniciar la recepción de las conclusiones del Sínodo en todas las Iglesias locales”.